primavera del invierno,
tú que traes mariposas en la sangre,
te imploro, no! te ruego
que llovizne en el infierno,
que se clave en ella el cuerno
del amor ciego e implacable.
para que cada vez que hable
se le escurra de los labios
mi nombre, sin espacios,
sin comillas, sin señales.
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