Te escribo
Sin otra cosa por decirte, excepto lo que tu ya sabes:
Que estoy esperando en la fila, sin siquiera un número de turno.
Que me alimento de las migajas que se te caen de las manos.
Que mi sonrisa es co-dependiente de la tuya.
Que mis pupilas están soldadas a tu cabello.
Que me basta pronunciar tu nombre, bajito, para sonreir, para sentirme vivo... para llorar.
En resumen: viviendo sin ti, el mundo entero me da claustrofobia (ya sabes, lugar pequeño, sin gente)
No hay comentarios:
Publicar un comentario