sábado, 14 de noviembre de 2009

Confesiones

Te escribo  
Sin otra cosa por decirte, excepto lo que tu ya sabes:    

Que estoy esperando en la fila, sin siquiera un número de turno.  
Que me alimento de las migajas que se te caen de las manos.  
Que mi sonrisa es co-dependiente de la tuya.  
Que mis pupilas están soldadas a tu cabello.
Que me basta pronunciar tu nombre, bajito, para sonreir, para sentirme vivo... para llorar.

En resumen: viviendo sin ti, el mundo entero me da claustrofobia (ya sabes, lugar pequeño, sin gente)

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