Nos sobra el dolor y la pena en los bolsillos del mundo
Nos sobran disfraces y escudos para el corazón
Nos faltan momentos que pongan pausa en los segundos
Nos falta abrazar y besar sin motivo o razón
Nos sobran pretextos para no querer seguir vivos
Nos sobran goteras en el techo de la ilusión
Nos faltan palabras que curen corazones heridos
No falta extintores que apaguen la preocupación
Nos sobran fronteras, distancias, tumultos y guerras
Nos faltan pastillas que agranden a la compasión
Nos sobran lugares en el cine de la miseria
Nos faltan las ganas de nunca entrar a la función
Nos falta escuchar a la voz que habla en nuestro interior
Nos sobran finales dramáticos para éste cuento
Nos sobra adicción recurrente al verbo llorar
Nos falta plantar muchas flores en el pavimento
Nos falta fumar manzanilla en pipas de la paz
Nos sobran canciones que hablan sólo de agonia
Nos sobra alimento para el odio y la falsedad
Nos faltan tacones que eleven a nuestra autoestima
Nos falta romper a pedradas a la soledad
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