Otra vez, me pidió que me fuera
y como es mi costumbre, no le hice caso.
muy al contrario, me declaré en huelga
e instalé un campamento entre sus brazos.
le pedí subsidio para el alma y los labios
y me dió lo que sobraba en su alacena
promesas, migas, polvo, llanto,
novelas, cenizas, grilletes, cadenas.
comencé una fogata pa fundir el frío
y me congelé como una flor en el polo norte.
olvidé acordarme que el olvido
donde pone el ojo, tambien la bala, la pone.
hoy por hoy, vivo lejos, exiliado
condenado al paredón de la memoria.
esperando que el verdugo del pasado
me fusile con palabras, con Poemas, con historias
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